Cuando hablamos de un piso de hule y un piso de caucho pensamos que estamos hablando de lo mismo, pero eso no es del todo correcto. Aunque es cierto que el hule tiene al caucho como uno de sus componentes más importantes, al primero se le añaden otro tipo de productos, como el azufre, y se le somete a determinados procesos que le confieren una resistencia y una dureza que el caucho no tiene de manera natural.
El caucho es un polímero que surge del fluido lechoso de la savia de algunas plantas, comúnmente llamado látex, pero también puede producirse sintéticamente.
Por ser una materia prima renovable el caucho se ha convertido en el tema de investigación de muchas empresas industriales que se dedican a la fabricación de productos derivados de éste.
El caucho por ser natural ofrece grandes posibilidades de producir a gran escala objetos que no dañen el medio ambiente.
La característica principal de este material es que un 80% es vulcanizado y el resto es puro.
Este material puede utilizarse para la fabricación de neumáticos, tubos de caucho, correas, hojas inglesas de caucho, esponjas, aislantes acústicos, sondas, tejidos impermeables, etc.
Para la fabricación de neumáticos se utiliza caucho bruto, el cual se ablanda en máquinas especiales y luego se mezcla con otros químicos para obtener el producto terminado.
Los tubos de caucho son útiles para transportar gas, agua o aire comprimido, están diseñados para resistir grandes presiones.
Las esponjas de caucho tienen la propiedad de ser resistentes a productos químicos, son flexibles y elásticos, ayudan a aislar el calor, sonido y electricidad.
El piso de caucho es utilizado para proteger el suelo de rayones de maquinaria pesada entre otras finalidades.
Los suelos de caucho se suelen utilizar como superficies antideslizantes en algunos talleres donde pueden caer grasas u otro tipo de líquidos, mientras que el piso de hule se utiliza sobre todo en viviendas o en zonas de mucho paso para evitar que haya un desgaste excesivo. El caucho es más blando y por lo tanto tiende a desgastarse con mayor rapidez, lo que obligaría a cambiarlo mucho más a menudo que el hule.